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Cuando no basta sólo con estar

 

En tiempos de confinamiento, una de las enseñanzas que nos entrega el corona virus, es el compartir 24/7 con nuestros hijos e hijas, no sólo en el rol de madres y padres, sino que como educadores, entreteniéndolos, cuidándolos e incluso como sus Chef particulares. Y vaya que no es fácil!!. Sumamos a esto, toda la incertidumbre socio-económica y emocional de este periodo, lo que genera en el mundo adulto un sin fin de miedos, que en muchas ocasiones, se desarrollan en trastornos o enfermedades de salud mental. Y esto es clave en el cómo nos relacionamos con nuestros hijos/as.

Desde sus inicios se han desarrollado diversas investigaciones empíricas longitudinales sobre diversos tipos de población develando las trayectorias normales y desviadas en el desarrollo humano, concentrando en los últimos 30 años un gran número de estudios sobre la teoría del apego y la importancia de las primera relaciones en la infancia temprana con nuestras figuras más significativas.

En Chile, se ha encontrado evidencia sobre las consecuencias negativas asociadas a los trastornos en conductas de apego infantil (Gómez E., Muñoz M., Santelices M.; 2008), concluyendo que niños y niñas con trastornos de apego “presentan mayor riesgo de presentar trastornos de conducta alimentaria, trastorno oposicionista – desafiante, agresividad en edad escolar, problemas externalizantes, dificultades en el manejo de emociones negativas, mayores niveles de estrés, riesgo de trastornos ansiosos y síntomas disociativos tempranos…” (Gómez E., Muñoz M., Santelices M.; 2008)

Pero, ¿qué es el apego?

En el campo del desarrollo infantil, el apego se refiere a un vínculo específico y especial que se forma entre madre-infante o cuidador primario-infante, en dónde existen varios elementos claves para un desarrallo saludable:

  • Es una relación emocional perdurable con una persona en específico.
  • Dicha relación produce seguridad, sosiego, consuelo, agrado y placer.
  • La pérdida o la amenaza de pérdida de la persona, evoca una intensa ansiedad.

En este sentido, los investigadores de la conducta infantil entienden como apego la relación madre-infante, describiendo que esta relación ofrece el andamiaje funcional para todas las relaciones subsecuentes que el niño desarrollará en su vida. Y aquí radica su importancia, ya que una relación sólida y saludable con la madre o cuidador primario, se asocia con una alta probabilidad de crear relaciones saludables con otros, mientras que un pobre apego parece estar asociado con problemas emocionales y conductuales a lo largo de la vida. Es por este motico que una relación temprana permite:

  • Repara – Resignifica
  • Es Sustentable
  • Favorece Adaptación Pro-Positiva
  • Posibilita Un Desarrollo Adecuado.

 

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